viernes, 26 de junio de 2015

Desde la estigia

Ness Bosch


Desde la ultima vez que bajara los escalones que conducen a la Estigia han pasado unos meses, yo diría que deje que pasara la Primavera y llegara el Verano, para al menos poder tener un poquito mas de calor en el cuerpo antes de bajar a los abismos helados donde habita mi amigo Caronte otra vez.
Mi corazón también esta algo mas cálido, atrás se quedaron los largos y fríos meses de agonía glacial.
Menos mal que me he cogido una rebeca, se me olvidaba el frió que hacia aquí abajo. Grabadora en mano desciendo los últimos peldaños de la escalera de piedra. Aquí nada cambia, nada perturba la calma de las puertas del tártaro; bueno, yo si un poco...
No llego aun a la orilla cuando el barquero me saluda: -Vanessa... Ha pasado mucho tiempo. Pensé que tu avidez por las buenas historias te iba a tener aquí mas a menudo-, - Hola Caronte, si, me gustan las buenas historias, pero tenia cosas que resolver ahí arriba...-,- Ya veo, siento que has crecido un poco mas, noto tu energía diferente, mas intensa, me gusta.-, - Y a mi también me gusta, jajaja, es que la ultima vez que vine estaba algo triste. Todo pasa.-, - Así es, todo pasa. algo que he admirado en varios humanos es su capacidad para recomponer su vida, me parece un mecanismo de supervivencia efectivo. Bueno, supongo que has venido a por una historia-, -Así es, tenia esa esperanza. La verdad es que procurare venir mas a menudo, tengo que ponerme con el trabajo. El tiempo se me escapa y casi ni me doy cuenta.-, - El tiempo corre, cuando menos lo esperas eres un viejo y has dejado atrás una vida entera... Mira, ya que que historia voy a contarte -, - Adelante pues, te escucho...-.
Andros era un hombre bello. Era tan majestuoso en sus gestos y miradas que se corrió la voz que la madre de este había sido visitada por un dios y que Andros era hijo de este. El sabia que había sido agraciado por los dioses y usaba sus encantos para cualquier cosa. No andaba embelesado consigo mismo como Adonis, el sabia que podía utilizar su belleza como un arma a su favor y lo hacia. También había sido formado en el arte de la guerra y era un gran atleta por lo que era conocido en toda la provincia. No había hombre o mujer que no quedara prendado de el si tenían el placer de su compañía.
Las jóvenes de su ciudad sabiéndolo no comprometido se pasaban el día haciendo ofrendas a Afrodita, pidiendo su ayuda para que el bello Andros se fijara en ellas. Los que conocemos a Afrodita, sabemos que es curiosa por naturaleza. Escuchaba y escuchaba a las jóvenes hablar de el tal Andros y decidió ver a que se debía tanto alboroto. Se disfrazo como solo saben hacerlo los dioses que no quieren ser reconocidos y fue espiarlo.
Este estaba durmiendo la siesta pues era un día de mucho calor. Yacia en su hamaca, su túnica abierta, su cuerpo totalmente al descubierto. Afrodita se quedo ensimismada a la visión del humano,se acerco un poco mas, quería poder casi tocarlo. Ahora comprendía a esas jóvenes que desesperadas de amor le pedían ayuda en el templo, ella misma era presa de la belleza de este. Se acerco tanto que Andros se despertó al escuchar su respiración entrecortada. Afrodita dio un respingo hacia atrás y este se incorporo y le pregunto que quien era. Por supuesto que el disfraz de Afrodita seguía siendo una mujer bella, pero ya no tenia su apariencia de diosa. Esta que ya estaba hecha a contar historias para salvar el pellejo, le dijo que era una prima lejana, hija de hermanastro de su padre que acababa de llegar a la ciudad. El padre de Andros había fallecido hacia muchos años, y este procedía de otra provincia por lo que en realidad no tenían mucha información sobre su familia paterna. La historia había encajado a la perfección, suerte de dioses.
Afrodita se hizo un poco la avergonzada por la manera que se había encontrado a su supuesto primo lejano. A el le pareció divertido, tanto que no cerro del todo su túnica Esta prima lejana era una mujer muy bella, podía entrever el contorno de sus muslos y sus pechos debajo de su vestido y tenia un lindo rostro. Se acerco a Afrodita sorprendido por su repentina excitación Esta, conociendo el deseo en los hombres y triunfante porque al final conseguía lo que quería, se dejo seducir. Por algo ella había sido creada para el amor, era lo que mejor sabia hacer...
Pasaron los días regalándose el uno al otro, sin hacerse mas preguntas, entregados a los caprichos de su sexo, pero Afrodita ya había pasado demasiado tiempo alejada de los dioses y una noche Hermes vino a visitarla mientras Andros dormía, Zeus estaba preguntando por ella. Como diosa tenia su propia labor para con los dioses y los hombres y la reclamaban. A la mañana siguiente al alba, despertó a su amante y le dijo que que tenia que partir, que tenia asuntos que atender y ya se había demorado, por lo que tenia que salir esa misma mañana. Ella le dijo que volvería en uno días si el así lo quería y el asintió Así que Afrodita partió hacia el Olimpo y Andros se quedo como estaba antes de que ella llegara, solo y dedicado a sus deportes y otras tareas.
Pasaron los días Andros fue invitado a una ciudad vecina para participar en un torneo de atletas y allá fue. La verdad es que el era un atleta afamado así que lo recibieron entre vino y flores. Se hospedaría en la casa de un rico comerciante de ultramar que fue quien lo invito al torneo. Acostumbrado a estar solo en su casa mas modesta con su madre, le encanto el verse rodeado de sirvientes que lo atendían a cada cosa que necesitaba o pedía.
Era el tipo de vida al que el quería acostumbrarse así que se puso a indagar en la casa y averiguo por los criados que la hija menor del comerciante estaba soltera y sin compromiso que se conociera. La susodicha tenia 19 años, ya tenia edad de mas de tener un marido o al menos un enamorado o amante. Andros que solo la había visto unos segundos entre las otras mujeres de la casa ni siquiera recordaba su rostro. Se las apaño para quedarse a solas con ella ayudado por un criado. Esta estaba muy nerviosa y se cubría el rostro con un pañuelo. Se sentó al otro lado de la estancia y Andros comenzó a hablarle y cortejarla. Su nombre era Aidee.
Andros veía en ella la posibilidad de ingresar en esa familia rica y así poder vivir como ellos, pero pensó demasiado antes de ver realmente a quien le estaba haciendo la corte. Aidee era una mujer especial por muchos motivos. Era la pequeña de la casa y su padre la tenia en muy alta estima, ella había sido una mujer atrevida, montaba a caballo como un chico y tiraba al arco como el mejor cazador. Había sido también una mujer bella hasta que en una caída de su caballo tuvo la mala suerte de ir a dar sobre unas rocas y sufrió cortes en el lado derecho del rostro y su hombro que la dejaron marcada para toda la vida. Por eso siempre se escondía tras un velo. Las heridas la habían marcado mas interiormente que físicamente y se había vuelto una mujer tímida e insegura.
Cuando la mandaron llamar, sus criadas cuchicheaban sobre las intenciones del invitado de la casa y ella no pudo mas que para si misma que estas tenían razón, porque desde su caída ya ningún hombre de la ciudad había vuelto a cortejarla. Ademas su padre al haber perdido la esperanza de casarla y como solo tenia hijas, había decidido instruirla en los temas económicos de la familia y llevaba años ayudando a su padre en los negocios, claro que en un segundo plano.
Andros se le acerco como un gato sigiloso y le hablo. Le pregunto por su vida en la casa, sus aficiones, por lo que quería de su futuro. Ella se limito apenas a decirle que era feliz y quería seguir siéndolo, no entendía del todo que quería este hombre de ella. La estaba poniendo nerviosa con tanta pregunta y porque no dejaba de mirarla. Este se sintió seguro de su plan, aquella, pensó el, era la mujer que necesitaba. Aidee como todas las chicas, siempre soñó con tener un hogar propio, un marido. Todo lo que sus hermanas tenían, escarceo amorosos aparte. Sabia que el invitado podía tener a la mujer que quisiera a sus pies, era bello, si, pero se interesaba por ella, fuera por la razón que fuera y decidió aprovechar la ocasión. Este le pidió que se quitara el velo que le cubría su parte dañada del rostro, ella la principio se quedo quieta, pero luego hizo lo que se le pedía Andros se quedo pensativo, si, había sido una mujer bellísima, a pesar de sus rasgos cicatrizados podía ver su tez de facciones perfectas. Si no miraba la parte derecha de su pómulo podía verla como había sido antes. las heridas de su hombro eran también profundas pero no era relevante. El ya sabia lo que quería y pensando fríamente la belleza de Aidee era un tema secundario. Entonces el le pregunto que si había pensado en casarse alguna vez, a lo que ella respondió afirmativamente pregunto si estaría dispuesta a casarse con el y Aidee también respondió afirmativamente. Al final los dos estaban de acuerdo, uno por dinero y ella por compañía
Como tenia que ser el pidió su mano a su padre y este se la concedió después de hablar con ella. Los preparativos de la boda comenzaron a los pocos días Toda la casa hervía en jubilo por Aidee. Criados iban y venían con telas, comida del mercado, carnes, pescados, frutas... Iba a ser todo un acontecimiento.
Mientras todo esto sucedía, en el Olimpo Afrodita se acordaba de su joven mortal.
Cuan tierno y sensual a la vez. Pocos habían sido los mortales que disfrutaran de los favores de la diosa y este era especialmente bello y complaciente. No sabia cuando podría escaparse, pues Zeus la tenia muy ocupada, pero no veía la hora de ir en su encuentro, y el le había prometido que la esperaría.
Andros y Aidee se casaron. El padre de esta que era muy generoso y quería que su hija viviera bien, les regalo una casa en la ciudad de Andros y allí se mudaron. Contrataron criados y en pocos días Andros vio como conseguía lo que había deseado. Como ya no la necesitaba, vendió la casa de su familia e invirtió en comprar unos barcos. Con la ayuda de Aidee intentaría introducirse en el mundo de los negocios y colaboraría con su suegro. Paso el tiempo y Aidee no era feliz, las visitas de su esposo a su alcoba eran muy contadas, y sabia que solo lo hacia por cumplir. No era cariñoso con ella, ni siquiera la besaba y sabia que era a causa de sus cicatrices. Ella sabia que Andros solo se casaba con ella por el dinero de su padre, pero tenia la esperanza de que le tomaría afecto. Pero Andros siendo como era, no podia amar a una mujer que estaba desfigurada. Pasaba sus noches divirtiéndose con alguna criada y solo iba a ver a su esposa cuando era imprescindible.
Al fin Afrodita pudo zafarse de sus obligaciones y se escapo a ver a su mortal. Llego a la casa de este y vio que otra gente vivía allí, les pregunto por el con el cuento de que era su prima y estos le contaron que se había casado con una chica y le dieron la dirección de su nueva casa. Afrodita estaba enfurecida. Cuando llego a la casa las criadas le dijeron que Andros no estaba pero que avisarían a su señora. Aidee recibió a Afrodita y esta se quedo pasmada al verla. Vio las heridas de su rostro y también sintió que no era feliz. Vio la profunda pena que tenia en su corazón y se compadeció de ella. Le dijo que era prima de su marido y que le habían comunicado de su enlace y decidió visitarlos para felicitarles. Le hablo de forma confiada, quería saber que estaba pasando y le tiro de la lengua a la mujer del mortal. Aidee que no tenia amigas allí ni criadas de confianza vio en la visita de la prima de su esposo una bendición. Se sentía sola y ahora tendría con quien hablar. Esta entre lagrimas le confeso a Afrodita de su pena, y de como su marido solo se había casado con ella por su dinero y como la despreciaba porque no era una mujer bella y como la engañaba con las criadas. Le contó como se caso con el porque ansiaba ser amada, pero que el despreciaba el amor que ella le ofrecía.
Afrodita se quedo pensativa un rato. Sentía pena por esta mortal. En realidad entendía que ella quisiera ser feliz. Tenia claro que tenia que castigarlo pero también pensó en ayudar a Aidee. Le pregunto que si no sabia que en la ciudad había un templo dedicado a la diosa Afrodita. Aidee asintió Esta le dijo que fuera al templo a hiciera una ofrenda a la diosa y le contara de su caso. Le insistió que Afrodita ayudaba a las mujeres que sufrían y que tenia que ir ese mismo día al templo, que ella se quedaría en la casa descansando pues había hecho un largo viaje y así esperaría a su primo. Aidee hizo lo que Afrodita le pidió y salio de la casa. Una vez en el templo, hizo una ofrenda a la diosa y le contó su pena. Lloro e imploro ayuda a la diosa de corazón. Afrodita entonces se le apareció con su aspecto original y en la manera de los dioses, apoyo sus manos sobre el rostro y el hombro de Aidee y sano sus heridas, devolviendole su belleza. Esta se tiro a los pies de la diosa y agradeció su regalo. Y le prometió que haría peregrinaciones a su templo y realizaría ofrendas para agradecerle su generosidad. Afrodita le pidió que ese día tendría que pasarlo en el templo ayudando a sus devotas y que solo regresara a su casa en la noche y dicho esto desapareció.
Se sentía bien, pudo ver la bondad y el amor en el corazón de Aidee y ella, era la diosa del amor y no podía ver como alguien sufría. Llego a la casa y retomo su disfraz mortal. Su supuesto primo aun no había llegado y lo espero. Cuando este llego y vio a Afrodita la invito a sus aposentos para hablar. Esta le recrimino el que no la hubiera esperado y se mostró furiosa. Andros le contó, como ya le había contado Aidee, que solo se había casado por dinero, que su mujer era fea como una arpía, que no la amaba y que si ella quería podían ser felices, ya que se podía quedar a vivir con ellos y que el solo tendría ojos para ella. Afrodita no podía creer lo que oía, en verdad este mortal merecía una lección que no pudiera olvidar. Así que se se mostró ante el como la diosa que era. Andros se quedo trastornado ante el descubrimiento. Afrodita le dijo que no solo se había burlado de su pobre mujer si no que había engañado y se había reído de una diosa y que sera castigado por ello y acto seguido se acerco a Andros, lo beso y se alejo de el unos metros. En pocos instantes, este comenzó a retorcerse y cayo al suelo. Afrodita pudo ver como la piel de Andros iba arrugándose y sus miembros se volvían flácidos y su estatura menguaba, convirtiéndolo en un anciano. 
Al incorporarse ya nada quedaba del apuesto joven que la había seducido. Era un viejo decrepito. Andros quedo horrorizado y gritaba y lloraba. Afrodita se acerco a el. Este le suplico que le devolviera a su estado original,le dijo que el no merecía ese castigo horrible a lo que ella contesto que si, que se lo merecía por no saber amar a nadie mas que a si mismo. Le dijo que aun así seria buena, y que su estado no seria permanente. Tendría que pasar así 4 años y volvería a tener la edad que le correspondía pero tendría que cumplir una condición. No podría decirle a Aidee ni a nadie quien era. Ella les contaría a los criados que había salido por la puerta de atrás que había sido llamado y había tenido que partir por negocios en uno de sus barcos. Tendría que salir de la casa y vivir como un mendigo en la ciudad sin salir de ella durante esos 4 años y así pagar su avaricia. Le dijo que solo podría acercarse a su casa a mendigar comida y dicho esto lo condujo a la puerta de atrás y lo saco de la casa.
Llego la noche, y Aidee salio del templo de regreso a su casa. Estaba feliz, la diosa le había hecho un gran regalo y estaba deseando encontrarse con su esposo.
Al regresar Afrodita la esperaba y le contó a su supuesta prima el regalo que le había hecho la diosa y al preguntar por su marido Afrodita le contó como Andros había llegado a casa pero lo habían mandado llamar y había salido de manera repentina por un asunto de negocios y se había hecho a la mar en unos de sus barcos. Aidee quedo desolada, se moría de ganas de mostrarle a su amado su belleza, ahora el si la amaría pensaba. Afrodita la calmo y le dijo que no importaba, que ya lo haría cuando el regresara, que esa noche ellas dos celebrarían el regalo de la diosa. Y eso hicieron, bebieron, comieron y rieron hasta quedar saciadas y se durmieron.
Pasaron los de días y por supuesto Andros no regreso. Aidee no entendía que pasaba y estaba preocupada. Afrodita tenia que marcharse pronto, pero antes le pidió a Poseidon que la ayudara ya que tenia que hacer que uno de los barcos de la flota de Andros desapareciera. Dicho y hecho el dios del océano hizo que el mar se tragara uno de los barcos de este permitiendo que la tripulación se salvara y pudiera llegar a las orillas de un país vecino. La noticia del hundimiento del barco llego a la ciudad y Afrodita aseguro a Aidee que este era el barco donde Andros había partido. Le apenaba causarle este dolor, pero era necesario para que su plan cuadrara. Así que Aidee tomo luto por la perdida de su marido.
Afrodita partió, los días pasaban largos para Aidee así que decidió consagrase a intentar mantener los negocios funcionando y a visitar el templo de Afrodita. Mientras tanto Andros se acostumbraba a su nueva vida. Mendigaba limosna y comida a la puerta de las tabernas. Se sorprendió de lo generosa que podía ser la gente. El nunca había dado nunca nada a un mendigo. Aun no se había atrevido a ir por su casa. Un día estaba a las puertas del templo de Afrodita cuando vio salir a Aidee. De negro, con su rostro al descubierto. Al mirarla mejor vio que su mujer era ahora una belleza y no tenia heridas que la marcaran y se quedo asombrado. La vio tan hermosa... Este, curioso, pregunto a una mujer que salia del templo detrás de ella y que le entrego una limosna. La mujer le contó lo que sabia, que aquella era Aidee, la viuda de Andros. Este le dijo que el tenia entendido que ella tenia su rostro marcado y esta le contó que en el templo decían que la mismísima Afrodita se le había aparecido y que apiadándose de ella ya que su marido no la amaba por esta cicatriz, le devolvió la belleza a Aidee. Pero que había tenido muy mala suerte ya que su marido murió antes de que pudiera ver a su mujer bella de nuevo y dicho esto se despidió del anciano y se marcho.
Andros se quedo de piedra. Afrodita había se había vengado de el con todas sus fuerzas. Se alegro mucho por Aidee porque al menos ella había sacado algo bueno de todo esto. Ese día decidió ir a su casa, quería ver a Aidee, ahora que era bella y viuda seguro que tendría varios pretendientes. Se sentó a unos metros de la entrada y desde ahí vigilaba. Solo veía entrar y salir a los criados. Paso el resto del día si y al atardecer se acerco a la puerta de la cocina a mendigar algo de comer y a intentar averiguar algo. Una de las criadas le dio un poco de pan y algo de las sobras y este le pregunto por la dueña de la casa. Esta le dijo que era una buena mujer llena de bondad, que su marido había sido un hombre muy conocido, bello, pero con el corazón duro que solo se había casado con ella por su dinero. Andros se avergonzó de si mismo, desde su egoísmo no era consciente de todo el daño que le había causado a Aidee. Le pregunto a la criada si su ama tenia algún pretendiente y esta le dijo que si que algunos ya habían intentado engatusarla pero que ella no les hacia caso, que en verdad ella si había amado a su marido. Dicho esto se metió para dentro. 
Andros, termino pidiendo en la puerta de su propia casa. Veía a Aidee a diario, incluso esta misma le daba limosna. Aprendió a ver la bondad y el amor en los ojos de su mujer. Los criados la cuidaban como a una princesa y ella los tenia contentos y también cuidaba de ellos. De vez en cuando recibía la visita de alguna de sus hermanas o de su padre que se aseguraba que ella estuviera bien. los negocios iban bien y ganaba dinero, se había convertido en una mujer importante y estaba amasando una fortuna. También vio como algunos hombre intentaron cortejarla y esta los sacaba de su casa sin darles esperanzas. Que ciego había estado,¿Como no había visto antes así dentro del corazón de Aidee? Pasaron los días, meses y Andros al fin había aprendido lo que era el amor. Lo veía en cada gesto de Aidee. El tiempo pasaba rápido, tanto que no se había dado cuenta de que casi se cumplía ya el plazo de los 4 años dado por Afrodita.
Una noche mientras terminaba de cenar las sobras que le habían dado se le acerco alguien, al levantar la cabeza vio que era Afrodita, disfrazada de mortal. Este se le tiro a los pies llorando. Esta le dijo que se levantara. Le pregunto por como estaba y este le dijo que gracias a la generosidad de la gente no había pasado hambre. Que había aprendido a ver mas allá del egoísmo que lo había caracterizado. Atenea lo miro detenidamente, podía ver el cambio en su corazón, le había dado una gran lección y este la había aprendido. Le pregunto a Andros que cuales eran sus planes a partir de ahora, ya que el plazo de su castigo concluía en una semana. Este le dijo que tenia intención de regresar a su casa. Que había aprendido a amar a Aidee desde la distancia, que había visto su corazón y que este era aun mas bello que su rostro. Afrodita sabia que decía la verdad. No pudo mas que felicitar a Andros por haberse convertido en una buena persona y le dijo que a la semana, fuera a su templo, que lo esperaba para volverlo otra vez el hombre joven que era.
Y así sucedió, el fue a verla y de la misma manera que lo había transformado en un anciano, Andros volvió a ser el joven atlético que fue. Este, a los pies de la diosa, le agradeció la oportunidad que le daba para ser feliz y se despidió de ella. Afrodita le pidió que contara a su mujer que se había perdido en el mar y que apenas había regresado a la ciudad, ya que necesitaba justificar su ausencia y Andros se marcho corriendo a su casa dispuesto a hacer feliz a su mujer y vivir en el amor, la bondad y la gratitud hasta el fin de sus días..
Caronte se quedo un buen rato en silencio. Había sido una larga historia.
Yo fui la primera en tomar la palabra.- Caronte, ha sido una historia muy bella, me ha gustado muchísimo- , - Me alegra que te haya gustado, la verdad hace tanto tiempo que Afrodita me la contó que casi se me había olvidado...-, - Es muy bella, te agradezco que te hayas tomado tanto tiempo para contármela,voy a transcribirla cuanto antes, así la podre compartir.-, - Si, tiene una buena moraleja, pensé que te gustaría. Ahora te tengo que dejar, me he entretenido demasiado esta vez y tengo que seguir con mi trabajo-, -Si claro, como no, yo también me voy, tengo bastante frío, no se como no me traje algo mas abrigado, ya no me acordaba del frío que hace aquí en tu morada-, - Adelante niña, vuelve a casa. Ya nos veremos otro día..-, - Si, muchas gracias otra vez. Volveré a verte, hasta pronto...-.
Y dicho esto me escabullí escaleras arriba...

2 comentarios:

  1. Me recuerda mucho a tu forma de pensar

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  2. ¡Hermosísimo relato! <3 ¡Afrodita hermosa apiadate de tus devotos, vuélvenos a los feos hermosos! <3 Felicidades, me encantó.

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